Tras el reciente proceso electoral, el Gobierno dominicano entra en una etapa crucial de adopción de propuestas, destacando la urgencia de una reforma fiscal en un panorama donde el presupuesto nacional opera con déficit y demanda mayores ingresos.
La reforma fiscal integral ha sido un tema central de debate durante la campaña electoral. A medida que se acercaban las elecciones, el presidente Luis Abinader enfatizó la necesidad de no solo abordar áreas específicas, sino de revitalizar el país en su conjunto. Prometió convocar a un gran acuerdo nacional al día siguiente de ganar las elecciones.
La reforma fiscal es una tarea pendiente, según lo establecido en la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, una visión compartida por el expresidente Leonel Fernández. Esta necesidad se evidencia con el déficit fiscal del Sector Público No Financiero en el presupuesto nacional del 2024, que supera el rango ideal.
La última vez que se intentó una reforma fiscal fue en el 2021, en medio de la crisis económica provocada por la pandemia del COVID-19. Sin embargo, la oposición pública y las circunstancias económicas llevaron a su postergación.
Ahora, con la economía dominicana encaminándose hacia la recuperación, las proyecciones para el 2024 son optimistas, lo que brinda un contexto propicio para abordar la reforma fiscal.
Entre las propuestas anteriores se incluyen ajustes en los impuestos vehiculares, nuevos gravámenes a bebidas azucaradas y modificaciones en la escala del impuesto sobre la renta. Sin embargo, expertos como Miguel Collado Di Franco, del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles, abogan por simplificar el sistema fiscal eliminando impuestos distorsionadores y reduciendo tasas.
La evasión fiscal, un desafío persistente en la economía dominicana, ha contribuido a la urgencia de la reforma fiscal. Esta realidad destaca la necesidad de mejorar la capacidad recaudatoria del Gobierno para financiar servicios públicos esenciales y proyectos de desarrollo.
A pesar de los desafíos, la implementación de herramientas como la facturación electrónica y la revisión de exenciones fiscales podrían allanar el camino hacia una reforma fiscal efectiva y equitativa.
En resumen, la reforma fiscal en República Dominicana no solo es un imperativo económico, sino también una oportunidad para fortalecer las bases financieras del país y promover un crecimiento sostenible en beneficio de todos los ciudadanos.