Llegó por primera vez a la presidencia de la República seguido por sus luces de líder de la “Revolución Unionista”, tras la capitulación del gobierno de los seis años del presidente Ramón Buenaventura Báez.
Cuando ocupó su asiento presidencial, no sólo tiró por la borda de un carpetazo todos los decretos de su antecesor, Báez, “El Jabao”, sino que cuantas leyes fueron aprobadas por su antecesor terminaron en el fondo del precipicio.
Ocurrió en 1874, hace 146 años, y el hombre que lo hizo fue nada más y nada menos que el decimonoveno presidente de la República, el general Ignacio María González, que, igual que Báez, también ocupó la presidencia del país en cinco ocasiones.
Este hecho fue recogido por Listín Diario en una edicion del mes de noviembre de 1933.
Quince años después de ocurrido este acontecimiento se produjo, el 1 de agosto de 1889, la fundación de Listín Diario, que a día de hoy, 131 años y días contando, ha documentado los sucesos más importantes de la nación.
La derogación de decretos presidenciales emitidos por jefes de Estado predecesores al jefe del Ejecutivo de turno ha sido una práctica centenaria. Lo que para muchos es en estos días causa sorpresas y rubor, no tiene sentido.
Y ahí está la historia para demostrarlo.
Cuando logró la capitulación de Buenaventura Báez el 2 de enero de 1874, 19 días después asumió, junto con Manuel Altagracia Cáceres, la presidencia conjunta de la República, según recoge MCN bigrafias.com.
Ignacio María González derogó los acuerdos de Buenaventura Báez con la Samaná Bay Company, volviendo a recuperar plenamente la soberanía dominicana sobre la bahía y la península de Samaná.
También anuló todos los decretos y leyes dictadas por Báez que declaraban el estado de sitio parcial o total, y aquel decreto que declaraba cerrado el puerto de azua al comercio en general.
La medida del general Ig acio María González fue, literalmente, una barrida total de los decretos de Buenaventura Báez.