Los resultados electorales del país desencadenaron una serie de acontecimientos, que plantean cambios profundos en el tablero político dominicano.
Dos nuevos fenómenos políticos, el Revolucionario Moderno (PRM) y Fuerza del Pueblo (FP), fundados en los últimos ocho años, hundieron en el abismo a las tres principales organizaciones que gobernaron la República seis décadas, dando paso a un nuevo liderazgo en diferentes niveles.
El resquebramiento de los tradicionales partidos de la Liberación Dominicana (PLD), Reformista Social Cristiano (PRSC) y Revolucionario Dominicano (PRD), desnudó las debilidades del sistema partidario, motorizando la urgente necesidad de adelantar transformaciones.