ARticulo José Lagombra

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El Tradicional Sermón de las Siete Palabras

Cheo
Lagombra Cada casi siempre cuando tenemos un problema encima, decimos “qué cruz
tan pesada”, lo aclamamos en sentido figurado. Pero el sufrimiento que padecía el ser
crucificado, tal y como lo sufrían los condenados en la antigüedad es tipificado en los códigos
penales modernos como una circunstancia agravante del hecho, porque inflige, dolor y
daño físico con el fin dar castigar al inculpado.

Aunque este castigo no tuvo su origen en Roma, sino en Asiria que
fue un pueblo guerrero conocido por su crueldad. En el Imperio Romano durante mucho tiempo
fue uno de los castigos más extendidos, fue el de la crucifixión, que era utilizada para
condenar a esclavos (supplicium servile), libertos, rebeldes, piratas y enemigos del imperio y ha
alcanzado notoriedad sobre todo por suponer el final del judío Jesús.

Ese hecho es la nota original de la religión cristiana, pues sin excluir
el judaísmo, el cristianismo es la única religión que desborda la Historia por lo trascendental de
su contenido y se encarna en una persona que no solamente transmitió una doctrina, sino que se
presenta ella misma como la verdad y la justicia vivientes.

Durante los tres años de su ministerio terrenal Jesús predicó muchos sermones,
ofreció muchísimos aprendizajes, habló en parábolas, pero en las últimas horas de su vida
pronunció solamente siete palabras, ya no en un monte o a la orilla del lago, sino en la cruz
donde él murió. Las “Siete Palabras” que es como se denomina a las siete últimas frases que
Jesús pronunció en la cruz, antes de entregar su vida y a partir de ahí, las enseñanzas de estas
palabras en la religión cristiana se han multiplicado. Aunque los Jesuitas afirman que fue un
sacerdote peruano de esa orden, quien el S. XVII puso en práctica lo que llamó “Meditaciones
para el Viernes Santo”. Otros tratadistas consideran que fueron recogidas y determinadas con
detenimiento en el siglo XII por el monje cisterciense, Arnau de Bonneval, que era miembro de
esa orden monástica del catolicismo. Sin embargo fue en 1542 y 1621 a través de San Roberto
Belarmino, quien impulsó su aplicación y práctica cuando escribió el tratado sobre las Siete
Palabras pronunciadas por Cristo Jesús.

De todas maneras se trata de una tradición que procura en esencia
explicar a través de un predicador el significado de ese sacrificio redentor. En el caso
dominicano esa tradición ha ido cambiando, recuerdo que antes eran solo los sacerdotes casi
siempre con la categoría de obispos, eran los señalados para esa liturgia y era trasmitido por La
Voz Dominicana que era la emisora oficial en esa época, ahora la iglesia delega en esas
funciones en sacerdotes, diáconos, monjas y hasta hombres y mujeres destacados en diferentes

funciones en nuestras sociedad. La interpretación del Sermón de las Siete
Palabras de Jesús crucificado se ha constituido en un espacio idóneo para que la Iglesia
Católica aborde los principales males del país y alertar sobre la necesidad de preservar
los valores espirituales y cristianos de la sociedad dominicana. Para el pasado Viernes Santo que
es el objeto de este comentario 5 sacerdotes, una monja, y la Dra. Ángela Vásquez (Laica)
miembro de la Comisión de Prevención de Abuso Sexual de Menores fueron los predicadores.
Esta vez en el principal templo que es la Catedral Primada de América recurrieron a temas
polémicos y sensibles a todos, como es el aborto, la inseguridad que sufre la ciudadanía, los
altos precios de los artículos de primera necesidad, la corrupción sin castigo y las próximas
elecciones. Puede
pensarse de primer momento que las duras críticas que se expresaron en el principal centro del
catolicismo representan un rompimiento de la iglesia con el gobierno, pero realmente las
opiniones vertidas en esas predicas no son la opinión de la iglesia, puesto que la posición oficial
del catolicismo en nuestro país es determinada por la Conferencia del Episcopado (CED) que es
la Asamblea de los Obispos de la República Dominicana que es una institución de carácter
permanente de acuerdo al Derecho Canónico, donde unifican criterios para dar a conocer en sus
Cartas Pastorales cuestiones relativas a la fe y la moral, también las utilizan para explicitar situaciones
o acontecimientos significativos.
Aunque la Iglesia Católica ha ido perdiendo terreno, un porcentaje significativo de la
población creyente en esa fe y también los que no la siguen, interpretan ese sermón desde sus
propias perspectivas, sobre todo en periodos electorales.
Dos de los principales diarios de circulación nacional le atribuyen mucha relevancia a las
opiniones expresadas en ese sermón pues lo destacan con grandes titulares en sus portadas y
ocupan casi todo el espacio de la importante página cuatro de esos diarios. Lo cierto es, que el
sermón lo que realmente señala son males de trascendencia de que adolece nuestro país y
necesitan una rápida intervención por parte del gobierno central.