63 años del golpe de Estado contra Juan Bosch, primer presidente Electo despues de la dictadura de trujillo

Todo el país sabía que Juan Bosch sería derrotado: el golpe de Estado más
raro de la historia. Desde la ama de casa, el pulpero, el campesino, el chofer de
carros públicos, hasta el empresario, todos lo sabían.
Hace 62 años. Entre el 24 —día de Nuestra Señora de las Mercedes— y el 25
de ese mes, se consumó el golpe de Estado a Bosch. Había ganado las
elecciones con cerca del 60 % de los votos. Rápido perdió su encanto: algunos
de sus seguidores conspiraron o se distanciaron. Otros —como el PRD—
permanecieron de brazos cruzados.
¿Por qué nadie actuó, si Bosch aseguraba que hasta el ciudadano más
humilde conocía la trama para derrocarlo? Documentos desclasificados de
Estados Unidos y las memorias de Bosch revelan que cometió varios errores.
El primero: pelear con su propio partido —su base de apoyo dentro y fuera del
gobierno—. Se distanció del PRD —que fundó en 1939 en el exilio y que lo
llevó al poder—. Bosch decía, con cierta arrogancia e ingenuidad, que no
gobernaba para el PRD, sino para el pueblo. Eso puso furiosos a los
perredistas.
Su largo exilio en países desarrollados lo alejó de la realidad de una sociedad
atrasada y clientelista —que milita en los partidos en busca de beneficio o
ascenso social—. Bosch no entendía la influencia de la Iglesia católica —que
se sentía amenazada por sus críticas a los privilegios que recibía del Estado en
desmedro de otras religiones—. Don Juan simpatizaba con el sistema
educativo de Eugenio María de Hostos y cuestionaba los métodos pedagógicos
tradicionales de la influencia católica (de curas y monjas).
Otro error fue no cambiar los mandos militares. Los consideraba “víctimas” de
la dictadura trujillista. Esto generó descontentos entre los jóvenes oficiales
—que esperaban ascender—. Bosch ignoraba que los líderes militares
obedecían más al Pentágono que a cualquier gobierno dominicano.
El presidente venezolano Rómulo Betancourt lo advertía: “Juanito es cabeza
dura, más terco que una mula. Es un error no cambiar a los militares. Espero
que no pase nada”. Recomendaba que ascendiera a gente de su confianza.
En sus memorias, publicadas por la revista “Política, Teoría y Acción”, Bosch
admitió su ingenuidad al confiar en “las buenas intenciones” del presidente
Kennedy —quien en un encuentro se mostró amigable y colaborador—. Pero

Kennedy ordenó su derrocamiento —ejecutado por los mismos militares que
Bosch no quiso sustituir—. No entendía que EE. UU. no tiene amigos ni
enemigos,

Periodico El Faro
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Periódico de Puerto Plata, vigente desde 1976 llevando la luz que guía la verdad a cada ciudadano. Honestidad. Carácter y confiabilidad nos definen.

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