Oscar López Reyes
“La enfermedad infantil” a la que aludió el jefe del Estado soviético Vladimir I. Lenin puede ser aplicada a la fragmentada y aislada ultraizquierda dominicana frente a la invasión pacífica haitiana que, descontextualizadamente, sigue adherida a la Internacional Comunista (1917-1922), que promovió el Partido Bolchevique. Defendiendo olímpicamente los asentamientos de ilegales haitianos en el terruño criollo, los marxistas-leninistas desconocen el endurecimiento de la política antiinmigratoria de Cuba, Corea del Norte y China, así como de Estados Unidos, Rusia, Canadá, Chile, Guayana Francesa y otras islas del Caribe.
Asumir irracionalmente la Internacional Comunista, simbolizada en el lema ¡Proletarios de todos los países del mundo, uníos” contra el nazifascismo y por el humanismo internacionalista, extravía en el tiempo y se coloca de espalda al interés nacional. Esas parcelas de la izquierda no se dan cuenta que, mimetizados, reciben la repulsa de la mayoría aplastante, por lo que por ese derrotero jamás serán una opción de poder. Basta saber que -según encuestas- más del 90% de los dominicanos aprueba el retorno de los foráneos sin fuero regulatorio y el control fronterizo.
El cretinismo enfatizado por dos titanes de la clase obrera industrial transformadora, Lenin y León Trotsky, centellea en la República Dominicana, en el siglo XXI, ante la postura de la izquierda ortodoxa que ideologiza el racismo, la xenofobia y el “discurso de odio”, y justifica el desbordamiento irregular e insostenible de forasteros del vecino geográfico cual si fuera una alianza multiclasista revolucionario. Parece que ignora la vigencia de las leyes y los nuevos enfoques migratorios de las naciones socialistas y capitalistas imperialistas citadas.
Y puntilla que, en ese empeño, esos grupos minúsculos que no creen en la patria ni en la soberanía nacional, sino en la muy utópica patria universal y en el internacionalismo humanitario. Coinciden, palmariamente, con organismos interamericanos que hostigan a la República Dominicana y con entidades satélites de la despótica hegemonía intervencionista y expansionista, que supuestamente custodian los derechos humanos.
Espanta que esos camaradas insistan en reclamar, en consonancia con cuatro agencias de las Naciones Unidas y organizaciones locales recalcitrantes, para que las leyes migratorias sean reducidas a cenizas, sin percatarse que las redes de traficantes prosiguen su período de vacas gordas.
¿Quiénes se esfuerzan porque, obligatoriamente, las disposiciones jurídicas migratorias sean observadas al pie de la letra?
CUBA (Estado socialista).- La nación más solidaria del globo terráqueo, herencia de su líder histórico Fidel Castro, con frecuencia devuelve a Haití embarcaciones con grupos que buscan arribar a territorio estadounidense. Desde 1933, esa isla ha repatriado a cerca de 90 mil haitianos, en el cumplimiento riguroso de las legislaciones sobre inmigración y repatriación forzosa, dictadas en el referido año, para asegurar trabajo e ingresos a las familias cubanas. El Gobierno revolucionario de Cuba ofrece su respaldo a través de su valerosa Brigada Médica, que asiste en poblaciones de difícil acceso.
GUAYANA FRANCESA (Economía capitalista).- Este departamento caribeño de Francia en ultramar, un tradicional destino para la diáspora de Haití, ha emprendido la repatriación de ilegales de este país, después que su vecino Surinam exigió un visado para provenientes de la media isla.
RUSIA (Capitalismo de Estado).- Más de 80 mil extranjeros fueron deportados en 2024, a la fuerza, “por violar las normas migratorias”, duplicando la cifra del año anterior, en la dureza de su política migratoria, que incluye redadas en dormitorios y fábricas.
COREA DEL NORTE (Socialismo puro). Entre 100 mil y 300 mil norcoreanos han desertado por motivaciones económicas y políticas. Rígidos patrullajes e inspecciones fronterizos buscan impedir las huidas, y a los tránsfugas que son atrapados en China son clasificados como inmigrantes económicos ilegales e inmediatamente van de regreso a Corea del Norte, donde enfrentan años de castigo, o la muerte en campos de prisioneros políticos.
CHINA (Socialismo de mercado).- Incrementa los arrestos de inmigrantes ilegales -paga 100 yuanes por información que guíen a las detenciones-, particularmente de oriundos de Corea del Norte, África, Filipinas, Birmania, Camboya, Laos y Vietnam, a los cuales aplica sanciones severas. Cada día refuerza la seguridad en su frontera, donde construye una valla de alambres de púas en la franja de Birmania, y limita el número de extranjeros que trabajan en esa nación asiática.
ESTADOS UNIDOS (Capitalismo democrático).- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, implementa un programa de deportaciones masivas, que ha retornado de regreso a Haití de miles de migrantes anómalos, que incluye a hombres, mujeres y niños. A partir del 3 de agosto de 2025, más de medio millón de indocumentados de ese país quedarán sin el derecho a residir en Estados Unidos y serían deportados, por la eliminación del Estatus de Protección Temporal (TPS). El jefe de Estado norteamericano afirmó que detuvo al 99.9% de las personas que han pretendido entrar ilegalmente a su país.
CANADA (Capitalismo mixto): El Gobierno ha negado la solicitud de asilo humanitario a miles de haitianos que han querido salir de Estados Unidos, para no ser deportados. El rechazo ha sido por las dificultades económicas que enfrenta, ya que por cada refugiado tiene que pagar una ayuda mensual de 400 dólares. También aumentó las expulsiones de mexicanos, por lo que el primer ministro canadiense, Mark Joseph Carney, advirtió que “Tenemos que ser humanos, pero realistas. Canadá no puede aceptar a todos”.
CHILE (Sistema de libre mercado).- La solidez de las leyes migratorias ha compelido a parte de los 300 mil inmigrantes haitianos anónimos, sin cédula de identidad ni trabajo, a retirarse de este país sudamericano que, antes de que Donald Trump subiera a la presidencia de Estados Unidos, se marchaban a esta nación. Los indocumentados no son contratados por las empresas, para no ser multadas, y los haitianos sin papeles serían expulsados, igual que más de medio millar de diversas nacionalidades.
HAITI (Economía de libre mercado). Para ingresar a este territorio, los dominicanos y nacionales de otros países requieren un visado, para lo cual se exige tener un pasaporte válido por seis meses, con una carta señalando las razones del viaje y el tiempo de estadía, y pagar 30 dólares. Es larga la lista de dominicanos deportados desde Haití por no cumplir estos requisitos, y en 2025 las autoridades no muestran capacidad siquiera para detener a los agresores de camioneros dominicanos que acuden a llevarles alimentos y otras mercaderías.
El humanismo tiene dos facetas: la de los nativos de una nación y la de los forasteros. ¿Es o no humanismo que un gobierno garantice, prioritariamente, la salud, la educación y el empleo a los suyos? ¿Se justifica que se permita la destrucción de su país, con el ingreso de ilegales que pasan las rayas a sabiendas de que están violando leyes y jugando el papel de las víctimas?
Siguiendo esa línea, el humanismo internacional anda en decadencia -triste y decaído-, en vista de que el masivo flujo migratorio pone en riesgo la sobrevivencia de residentes y la seguridad territorial. A causa de lo explicado, tenemos que hacer patria por encima del dolor, porque las repúblicas han sido proclamadas y construidas con sangre y muertes, más allá del dolor de los que llegan de afuera.
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4 de mayo de 2025.
Cordialmente,
Oscar López Reyes
Periodista-mercadólogo, escritor y artículista de El Nacional,
Ex Presidente del Colegio Dominicano de Periodistas
Oficina: 809-688-6507,