El presidente Danilo Medina llegará a su última rendición de cuentas con el escenario político más complicado que ha enfrentado en sus dos periodos de gobierno, y en momentos en los que la sociedad vive su mayor crispación y crisis política en los últimos 26 años.
La del jueves será la aparición número ocho de manera corrida ante la Asamblea Nacional de Danilo Medina, y a la que con mayor cantidad de adversidades arriba el mandatario dominicano. El contexto es muy singular: el fracaso de unas elecciones municipales en las que la oposición política ha acusado hasta la saciedad al oficialismo de querer imponerse en base a dadivas y donde, además, ha denunciado por meses intentos de fraude mediante el sistema de voto electrónico, precisamente el mismo que falló el 16 de febrero, fecha en la que los dominicanos estaban convocados a las urnas.
El fiasco de los comicios municipales levantó esencialmente a una clase media que yacía dormida momentáneamente pero que ya tenía episodios de despabilamiento con la articulación del 4% por la educación y la movilización social verde en reclamo de la identificación y procesamiento de quienes aceptaron sobornos de la empresa Odebrecht.