Si alguien dice que Albert Pujols ha sido el mejor pelotero nacido en la República Dominicana seguro que no encontraría mucha oposición. Más todavía conseguiría quien planteara que Al Horford ha sido el mejor baloncestista parido por una quisqueyana.
Béisbol y baloncesto polarizan la atención deportiva del dominicano en la mayor parte del año.
Pero hoy, con Pujols y Horford todavía en plenas facultades para batear, anotar o jugar defensa, ambos se encuentran inactivos, en contra de su voluntad, cohibidos de engrandecer sus brillantes palmarés. Unas decisiones de carácter deportivo que importantes actores en la isla y en Estados Unidos interpretan como de irrespeto a la altura de ambos.