Tras el ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo en mayo de 1961, el Consejo de Estado que tomo el control del país tenía como uno de sus fines estabilizar la nación para convocar elecciones populares.
Esos comicios presidenciales se realizarían el 20 de diciembre del 1962 y serían los primeros que se organizarían de manera libre y democrática desde que Trujillo se instaló en el poder en agosto de 1930; el principal candidato a la Presidencia de la República era Juan Bosch, quien fue un opositor al régimen trujillista y recién había retornado del exilio.
La figura de Bosch comenzó a ganar aceptación ya que su nombre era uno de los más comentados entre las filas opositoras al “jefe” desde que fundó el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en Cuba durante su exilio en 1939 y con un discurso en el que promovía la igualdad social, el opositor al régimen se convirtió en el candidato a vencer.
El día de las elecciones, Bosch y el PRD alcanzaron 619,491 votos para obtener un 58.7%, venciendo al doctor Viriato Fiallo y la Unión Cívica Nacional (UCN) quienes se quedaron con un 30.1%.
De inmediato, Bosch comenzó con sus intenciones de reformar la economía dominicana, que se encontraba en una crisis tras la salida de los Trujillo del país y durante su discurso de toma de posesión fue enfático en la necesidad de controlar los gastos gubernamentales.
“Los próximos meses serán de freno para muchos, porque estamos en el caso de evitar que las finanzas nacionales se nos desplomen a causa de gastos sin control. Pero vivimos en un país de grandes riquezas, que vende más de lo que compra, y si los dominicanos colaboran con el Gobierno en el propósito de no hacer gastos innecesarios, podemos vernos en poco tiempo sin limitaciones para el uso de divisas extranjeras”, manifestaba Bosch como si de un preámbulo de sus políticas se tratase.