Recientemente, República Dominicana ha sido objeto de acusaciones infundadas por parte de un grupo de congresistas estadounidenses que la señalan de suministrar armas a bandas criminales haitianas. Estas afirmaciones, sin fundamento y malintencionadas, buscan difamar injustamente la imagen de nuestro país.
Es de conocimiento general que las fuentes de armamento utilizadas por las bandas criminales en América Latina provienen de diversas regiones, desde México hasta Sudamérica. No obstante, resulta completamente falaz vincular a República Dominicana con estos suministros ilegales.
La acusación se agrava al considerar el insólito caso de los envíos de tanques de ropa usada y medicinas desde Estados Unidos hacia Haití a través de una iglesia. Estos envíos, destinados originalmente a ayudar a los fieles necesitados, supuestamente llevaban consigo armas de diferentes calibres para las bandas criminales haitianas. Sin embargo, en ese momento, no se realizaron investigaciones ni se cuestionó quiénes estaban detrás de estos envíos armamentísticos y cuál era su verdadero propósito.
La degradación de algunos sectores políticos nos deja vulnerables a ataques internacionales con motivaciones ocultas que buscan perjudicar la reputación de nuestro país. No obstante, la fortaleza de la nacionalidad dominicana impedirá que caigamos en el caos que afecta a Haití.
Resulta lamentable que, en estos momentos cruciales, figuras como el Dr. Marino Vinicio Castillo y su familia hayan abandonado las posturas valientes que adoptaron en la década de 1980, cuando enfrentaron con determinación la amenaza del narcotráfico y sus patrocinadores políticos.
Es fundamental recordar que figuras como el Dr. José Francisco Peña Gómez nunca representaron una amenaza para la Patria, como demuestra su legado histórico. La convergencia de enemigos internos y externos en esta campaña velada contra la República Dominicana plantea interrogantes sobre los motivos detrás de estas acciones.
La sabiduría de nuestro pueblo será fundamental para confiar el destino de nuestra nación al único rincón donde no somos extranjeros, guiados por los ideales de Juan Pablo Duarte.
