l primero de nuestros deberes es poner en claro cuál es nuestra idea del deber.”
Maurice Maeterlinck
“¿Has cumplido con tu deber? Confía en el Cielo que no te abandonará.”
Félix María de Samaniego
Luisín Mejía, presidente del Comité Olímpico Dominicano, no tiene otra opción que seguir su mandato hasta el 2022, como lo establecen los estatutos de ese organismo.
Si Luisín decidiera renunciar en diciembre próximo, su liderazgo quedaría maltrecho, de acuerdo a mi óptica.
Hoy más que nunca, el presidente del COD tiene que mostrar que es un líder auténtico y que se ha mantenido en el movimiento olímpico en base a su trabajo y honestidad.
No puede complacer a sus opositores, quienes han violado todas las normas éticas y estatutarias, realizando reuniones contraviniendo todos los principios sobre los que se fundamenta esa entidad.
Valentía
Aquí no hay punto medio, pienso que Mejía tiene el deber, como máxima figura del COD, de hacer valer su autoridad y enfrentar esa situación con valentía y coraje.
Tiene que “llamar a capítulo” a los que no han sido capaces de enfrentarlo cara a cara en el Comité Ejecutivo del COD y pedirle que desean que se marche lo más rápidamente posible, como es su intención, anti estatutaria, claro está, pues quienes quieren echarlo, fueron también electos por el mismo periodo de tiempo que Luisín Mejía.
Igualmente, el presidente del COD, haciendo uso de su facultad, tiene que reunirse con los federados que no son miembros del Ejecutivo del COD y decirles que están siendo utilizados y engañados por apetencias personales y no por los ideales olímpicos.
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