Carlos Balbuena, abogado en ejercicio que cuenta con una cartera de clientes envidiable, hombre relativamente joven, hijo del finado Rafael Balbuena Fatingthon, una de las principales figuras del otrora poderoso Partido Reformista Social Cristiano, ha sido un gran trabajador político y social, siempre preocupado por la suerte de Puerto Plata. Excelente comunicador, interviniendo frecuentemente en los medios de comunicación electrónicos, buen amigo, al igual que su finado padre. De los periodistas y comunicadores, hombre que cuando hace uso de los medios no habla disparates, sino puntos concretos. Desafortunadamente, no ha tenido suerte en la política, manteniéndose fiel al PRSC, a diferencia de los tránsfugas que tiene esta provincia, que aspiran insistentemente a posiciones difíciles de alcanzar, en las que para lograr el objetivo, hay que ser simpático y sincero, nunca tacaño, y han tenido suerte para ganar por posiciones inmerecidas. No obstante, teniendo las oportunidades, no hacen lo que tienen que hacer, pero económicamente se han fortalecido a costa de la ficticia popularidad que nunca han tenido, ni siquiera familiar. En cambio, Balbuena ha logrado la unión familiar, convirtiendo casi la totalidad de los miembros en profesionales licenciados en ciencias jurídicas. Esto les ha proporcionado propiedades y recursos que les permiten vivir en buenas posiciones económicas y servir a los demás.
Carlos Balbuena Pucheu es un hombre que, de haber llegado a una de las posiciones que ha aspirado, habría sido un personaje de apoyo para el bienestar de Puerto Plata, no solo en lo personal, sino también para su familia. Lamentablemente, no ha sido seleccionado por la cúpula de su partido para una de las posiciones a las que ha aspirado, para servir a Puerto Plata como lo hizo su difunto padre, Rafael Balbuena Fatingthon, que logró en recursos convertirse en síndico y diputado sin contar con los padrinos y millonarios que otros reformistas tránsfugas han logrado en la política, especialmente en Puerto Plata. El no haber logrado Carlos Balbuena Pucheu las posiciones deseadas ha sido una derrota para Puerto Plata, pero le queda la satisfacción de haber hecho el intento en las últimas elecciones y no lograrlo. Gracias a su trabajo honesto como profesional del derecho, ha logrado todo lo que tiene y él y sus hijos podrán exigirlo con orgullo, sin que ningún ciudadano, político o simplemente puertoplateño osara en remachar o atreverse a decir que no ha ganado el prestigio, dinero y propiedad en buena lid.
De las encuestas

Los disgustos creados con el resultado de las encuestas para seleccionar candidatos son un tema que deben tomar en cuenta las direcciones de las organizaciones, ya que además de los disgustos internos, el tiempo que invierten los aspirantes, más los recursos que disponen, máxime cuando las encuestas revelan ganadores y de buena a primera ordenan realizar otra encuesta a fin de establecer los verdaderos ganadores que pasarán a ser inscritos como candidatos. Esto indefectiblemente lleva al descrédito de los partidos y sus miembros, lo que ha alejado a muchos para animarse y participar en las campañas electorales cada cuatro años.
Desgraciadamente, no es exclusivo de un partido, sino de aquellos que utilizan métodos, quién sabe con qué propósito. Pero la verdad es que no ha sido efectivo el resultado; por el contrario, sigue creando descrédito entre ellos. Esto proyecta disgustos entre los seguidores de los partidos que observan como una falta de respeto o consideración a los aspirantes populares que se han ganado la confianza de ellos para darles el voto en las elecciones próximas.
Pese al tiempo que llevan haciendo campaña los aspirantes y partidos y faltando pocos meses para las elecciones municipales, el entusiasmo no es el mejor con miras a los comicios. Además, el hecho de que los ganadores de las elecciones de 2020 sean los mismos que participarán en las del 2024 es otro punto a tomar en cuenta. Al paso que van los procesos electorales, menos serán los electores, precisamente por todo lo que ha estado pasando en la organización, calidad de los candidatos, en lo cultural, intelectual y calidad política-moral, muchas de ellas cuestionadas pero sin penalización.