SANTO DOMINGO – En una época del béisbol en la que apurar un ponche es tan rutinario como beber un vaso de agua –un record de 42,823 bateadores lo hicieron en 2019– conviene desempolvar papeles viejos y viajar medio siglo en reversa para visitar la hazaña de tres hermanos dominicanos cuyas carreras tuvieron una etiqueta común: conectar la pelota con el madero.
Han pasado 50 años desde que en 1970 Felipe, Mateo y Jesús Rojas Alou escribieron una historia inolvidable con su asombrosa consistencia para golpear la bola como lo revela el minúsculo total de ponches que la legendaria fraternal trilogía acumuló en esa temporada, lo cual contrasta con el hecho de que una plusmarca de 157 jugadores se congelaron o abanicaron 100 o más veces en la pasada campaña.
Media centuria atrás, los hermanos Rojas Alou consumieron 1,823 apariciones en la caja de bateadores y retornaron a la banca arrastrando el palo 64 veces para una frecuencia de 1 ponche cada 28.48 visitas al pentágono.
En esa estación, Mateo con Pittsburgh, se ponchó 18 veces en 718 apariciones (39.88), Jesús con Houston, en 15 de 487 (32.46) y Felipe con Oakland, 31 en 618 (19.93).
Durante su carrera, Jesús tuvo una frecuencia de ponches de 17.14 (267 en 4,577), comparado con la de 16.50 de Mateo (377 en 6,220) y 11.20 de Felipe (706 en 7,907).
Igualmente notables son las temporadas de Plácido Polanco en 2005 y 2007. En la primera, que fue combinada entre Filadelfia y Detroit, el jugador del cuadro tuvo una proporción de 22.04 (25 en 551) y luego con los Tigres una de 21.37 (30 en 641).
Félix Fermín es el primero en la lista de dominicanos con menos tasa de ponches con un mínimo de 3,000 apariciones con 20.89, seguido por Jesús y Mateo además de Polanco (14.66), Manuel Mota (13.21) y Dámaso García (12.81).