Adquirir un producto de calidad a un precio muy inferior al habitual en el mercado puede ser una buena estrategia para ahorrar y defender el poder adquisitivo de nuestros ingresos, pero también un “pésimo negocio” si no tomamos precauciones para evitar los fraudes y las estafas que nos acechan en internet.
Chollos, gangas, bicocas, “ofertas imposibles”, “bargain” (en inglés). Los buenos productos adquiridos a un precio muy bajo pueden denominarse de distintas maneras en distintos países, pero en todo el mundo son sinónimos de ahorro económico y satisfacción personal para el comprador. Aunque no siempre.
En internet, donde todo va muy rápido, a golpe de “clic” e hipervínculos, es preferible desacelerar un poco y tomar precauciones al comprar un producto a unos precios o con unas condiciones que quizá sean demasiado buenos para ser ciertos.