El presidente Luis Abinader anunció que en el 2025 viene con muchas novedades para la población. En el Consejo de Ministros del pasado 27 de noviembre, se anunciaron 400 metas para el cuatrienio, diez priorizadas.
“Mis objetivos son continuar mejorando la calidad de vida de los dominicanos. También les puedo decir que venimos con planes muy innovadores a partir del próximo año, planes de llevar el Gobierno a los sectores, llevar el Gobierno a los barrios, no solamente encargarnos de las grandes obras, sino de las micro”, anunció el presidente el pasado viernes.
Así, el gobierno termina el año dando una vuelta al discurso que acompañó el desmonte del proyecto de reforma fiscal, que estuvo enfocado en que no haría obras como el tren metropolitano por falta de recursos, entre otros proyectos de desarrollo.
Para los nuevos anuncios de “novedades” el gobierno debe empezar a cuidarse porque no solo la oposición, la sociedad en general, ha empezado una especie de auditoría del cumplimiento de las promesas de los pasados cuatro años y los primeros cuatro meses del segundo periodo.
Por ejemplo, Leonel Fernández, hizo un balance del anuncio de una serie de obras que se construirían con los 775 millones de dólares que el gobierno recibió de adelanto por la renegociación del contrato de Aerodom. Esa denuncia no ha recibido respuesta del gobierno.
Obras Públicas y su ministro están bajo el ojo público por la lentitud de los trabajos que realizan, pero especialmente por inaugurar obras sin terminar o tramos de un proyecto.
Lo mismo ocurre con los pactos para enfrentar distintos problemas. Recientemente, el gobierno anunció el plan de movilidad con una serie de metas que están en la Ley de Tránsito y el tema había sido discutido también en el CES.
Al inicio del año escolar, el gobierno anunció un nuevo pacto por la calidad de la educación, pero nadie sabe en qué va eso.
El relato discursivo de cierre de año retoma lo que ha dado resultado al gobierno, hacer anuncios de buenas nuevas, que ahora tienen un problema, la falta de credibilidad. Más anuncios pueden condenar al gobierno, en lugar de salvarlo.