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Augusto Vásquez
El rescate de la celebración del 30 de mayo, día del ajusticiamiento del tirano Rafael Leonidas Trujillo es un valioso aporte a la democracia que vive la República Dominicana desde 1962, la que va fortaleciendo cada día.
El presidente Luis Abinader debe extender esa posición enviado al Congreso Nacional un proyecto para que sea convertido en ley el “día de la Liberad” de manera que se mantenga imborrable para que las generaciones conozcan la historia e investiguen todo lo relacionado a la dictadura sangrienta que vivió el pueblo Dominicano.
El 30 mayor de cada año era celebrado con mucho entusiasmo la fiesta “del Chivo” en todos los pueblos del país, pero el gobierno de Joaquín Balaguer, que fue uno de los títeres presidentes de la directora lo eliminó en vez de mantenerla como fecha del nacimiento de la libertad y la democracia dominicana.
Entiendo que esa festividad no debe quedarse en la capital, sino que el presidente disponga que gobernadores y alcaldes, conjuntamente con políticos de cada provincia y hasta municipio, organizan la celebración el 30 de mayo “día de la libertad” pero no por decreto, sino mediante una ley como sucede en Nicaragua y otras naciones que fueron víctima de las dictadura como lo fue República Dominicana por más de 30 año.
Qué viva la libertad dominicana y que nunca más caiga en menos dictatoriales.
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