Desafio de las universidades

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Desafíos de Nuestras Universidades

Cheo Lagombra
Este siglo XXI que ha sido llamado la “sociedad del conocimiento” ha impuesto a los sistemas
universitarios ciertos desafíos en cualquier parte del mundo. En efecto, en la sociedad del
conocimiento con los avances en la tecnología de la información y en un contexto de una economía
globalizada basada en la integración a través del comercio y la inversión, es indispensable la
formación de un recurso humano avanzado.
Para ser competitivos los países deben invertir en investigación, desarrollo e
innovación. Además, si el país dispone de una oferta de calidad y en cantidad suficiente de cuadros
científicos e investigadores, entonces es posible que las empresas mejoren su potencial de innovación
y, por ende, su capacidad para competir en mercados globales. No es lo mismo colocar en los
mercados internacionales cacao en granos o aguacates, que vender equipos de computación cuánticos
que procesan la información a gran velocidad.
En la actualidad el modelo tradicional de la universidad, con énfasis en las conferencias, los
exámenes y los títulos, ya no es suficiente para formar a sus egresados con un conjunto de rasgos
y capacidades que satisfagan las expectativas del estudiante, de los empleadores y de la sociedad.
Hoy lo que atrae a los estudiantes para ingresar a una universidad son indicadores más tangibles,
como la oferta de la carrera deseada, las oportunidades de trabajo al graduarse, el costo de la
matriculación y la ubicación geográfica del centro, pero sin dejar de lado la reputación y la calidad
académica.
Las universidades por su parte aspiran a demostrar su calidad académica comparándose con
otras no solo de su país, sino también con otras en diferentes regiones del mundo, sin embargo para
demostrar su relevancia en un mundo cambiante estas instituciones deben demostrar que sus
egresados están formados con conocimientos especializados acordes con la época en que viven,
fomentando además las investigaciones.
En este contexto, la evaluación en la educación superior se sitúa en el centro neurálgico de los
procesos de formación y cumple una función pedagógica y social, útil para los estudiantes, docentes,
la institución y la sociedad, porque permite conocer y valorar si el estudiante ha alcanzado el nivel
apropiado para merecer una promoción, y si es competente para desempeñarse como profesional.
Por esta razón no solo nuestras universidades, sino un porcentaje significativo de diferentes
regiones del mundo intentan medir no solo su reputación sino también su desempeño participando
en programas de evaluación. Por lo general, el resultado de esas evaluaciones identifica su
posicionamiento a través de números ordinales. Así se desarrolla una tabla de posiciones en orden
creciente de menor a mayor, estableciendo criterios de valoración donde el Núm. 1 equivale a la

posición más alta. Ese criterio de valoración lo denominan ranking.
Siete universidades dominicanas no alcanzaron una alta puntuación en Latinoamérica en el QS
Latin América University, publicada por la compañía Quacquarelli Simunes (QS), que es una
clasificación sectorial, regional y a la vez, global. Valora más de 1.200 universidades cada año, y
publica rankings de universidades con las 500 mejores. Brasil sigue encabezando la región pues de
los cinco primeros lugares ocupa tres. La Universidad de Sao Paulo ocupa el Primer lugar en esta
región. Ninguna universidad dominicana figura en el ranking QS 2025 entre las 100 mejores de
Latinoamérica. En el área del Caribe la Universidad de Puerto Rico alcanzó el lugar 41. En
nuestro país la mayor puntuación la alcanzó la PUCMM que ocupó el lugar 161, seguida por INTEC
en el lugar 171. La universidad del Estado que fue la primera creada en esta parte del mundo ocupó
el lugar 351, superada por otras tres universidades privadas.

El éxito de Brasil en la clasificación refleja sus excelentes resultados en
investigación, alta producción de patentes y el alto porcentaje del PIB que se invierte en investigación
y desarrollo, comparado con sus vecinos en la región.

El ministro de Educación Superior frente a esta situación ha declarado que las
universidades que participaron en ese proceso de evaluación, están consideradas como las mejores
del país y que se debe seguir trabajando en el campo de la investigación, pero para eso se necesita una
asignación de recursos, por lo menos lo que establece la Ley 390-01 que señala que la inversión en
esa área no deberá ser inferior al 5% del presupuesto de la nación. Entonces cabe la interrogante:
¿Mejoraremos nuestra posición cuando se unifique el MESCyT con el MINERD?