Rafael DIAZ GOMEZ
PUERTO PLATA.-La manecillas del reloj hizo un alto y con ellas; se produjo la ausencia de una persona que por tantos años hizo vida comercial en esta ciudad, su lar nativo, a mediodía del pasado martes.
Teodorín, como le llamaron la totalidad que durante años lo observaron en el día a día, un legado de su padre, fallecido, don Teodoro Pascual Cambero, al igual que los demás parientes quienes en el entorno del Camino real fueron comerciantes de gran incidencia.
La tarde del pasado miércoles, tras su fallecimiento de una lección de salud, luego de exponerlo en la funeraria Puerto Plata, la misa de cuerpo presente a cargo de uno de los sacerdotes de la Catedral San Felipe, camino al camposanto de la ciudad, donde decenas de personas dieron el último adiós junto a hijos, nietos, familiares y amigos