Hace rato que en el país político nadie duda de que David Collado es una realidad porque hasta los que han visto con ojeriza su ascendente trayectoria y han dudado de lo que mostraban, y siguen mostrando las encuestas, se han dado cuenta de que, ciertamente, se trata de un fenómeno no muy usual en la política, aquí y dondequiera. Políticos exitosos y con altos niveles de aceptación hay en todos lados, pero lo raro es que un hombre que nunca ha dicho públicamente que aspira a la presidencia de la República aparezca en todas las listas de presidenciables, con números de aceptación en la estratósfera, y con intención de voto superior a gente que tiene mucho años aspirando.
El mito de la falta de estructura
A David Collado que, en términos de resultados y logros, le fue bien en la alcaldía del Distrito Nacional y le va mejor en el Ministerio de Turismo, le enrostran, como político, una supuesta debilidad, sobre todo sus adversarios. Se dice que su simpatía viene de afuera, pero que dentro de su partido, el oficialista PRM, no tiene estructuras. Su personalidad, excesivamente discreta, puede ser uno de los elementos que han contribuido a crear y reforzar esa percepción. Un hándicap parecido se le atribuía antes, cuando era alcalde del Distrito Nacional. Se decía que su popularidad terminaba en el peaje. Ese argumento se cayó y prueba de ello es que hoy nadie se atreve a enarbolarlo.
La reunión
Por ese manejo discreto de David Collado, no siempre se conocen sus pasos políticos. Hace unos días, por ejemplo, encabezó un encuentro con dirigentes de su partido, y la asistencia, en términos de calidad y cantidad fue tan contundente que también se lleva de encuentro la supuesta debilidad interna que algunos le endilgan. La presencia de 202 alcaldes y 38 diputados habla de la dimensión del liderazgo de David Collado quien además, se maneja por el librito, y mantiene una relación de armonía con Luis Abinader, presidente de la República y principal líder del PRM.